Una corona de espinas se enmarca en un cielo dramático, vívidamente iluminado por la luz que se desvanece. Las palabras "QUE ÉL CREZCA Y YO DISMINUYA" ocupan un lugar destacado, sugiriendo un tema de humildad y devoción.
Una corona de espinas se enmarca en un cielo dramático, vívidamente iluminado por la luz que se desvanece. Las palabras "QUE ÉL CREZCA Y YO DISMINUYA" ocupan un lugar destacado, sugiriendo un tema de humildad y devoción.