Con ojos conmovedores y una guitarra desgastada, Chris Cornell canaliza la emoción a través de cada acorde. Un retrato que canta más allá del sonido, empapado de memoria.
Con ojos conmovedores y una guitarra desgastada, Chris Cornell canaliza la emoción a través de cada acorde. Un retrato que canta más allá del sonido, empapado de memoria.