Esta fotografía capta una mañana dorada en el paseo marítimo de Cascais, Portugal, donde la luz cálida baña los edificios históricos, las palmeras y las pasarelas de mosaico. Una sola gaviota se posa en primer plano, inmóvil frente a la marea en calma, como un observador silencioso del ritmo intemporal de la ciudad.
La imagen ha sido realzada con efectos artísticos, mezclando el realismo fotográfico con ricas texturas que recuerdan a pinceladas al óleo. La estilización añade calidez y vitalidad a la escena, realzando la luz natural y los detalles arquitectónicos sin perder la autenticidad del escenario original.
Esta fotografía capta una mañana dorada en el paseo marítimo de Cascais, Portugal, donde la luz cálida baña los edificios históricos, las palmeras y las pasarelas de mosaico. Una sola gaviota se posa en primer plano, inmóvil frente a la marea en calma, como un observador silencioso del ritmo intemporal de la ciudad.
La imagen ha sido realzada con efectos artísticos, mezclando el realismo fotográfico con ricas texturas que recuerdan a pinceladas al óleo. La estilización añade calidez y vitalidad a la escena, realzando la luz natural y los detalles arquitectónicos sin perder la autenticidad del escenario original.