Si la vida de la diseñadora gráfica alemana Waltraud Rieken fuera un objeto, probablemente sería una brújula: vive en el este, tiene su casa en el oeste y su corazón está siempre cautivado por el norte. Directora de arte junior de día e ilustradora de noche, la energía creativa corre por su vida como el flujo y reflujo de la marea. Inspirada por momentos de felicidad y sonidos de música, sus ideas toman forma con un poco de ayuda de sus compañeros creativos: tinta china, un pincel y una pluma de artista. Clientes como Bloem + Vos y Jever han contribuido sin duda a dar a conocer su trabajo. Ahora sólo espera que el viento llene sus velas y la lleve al otro lado del Atlántico para cumplir su mayor sueño: diseñar una portada para The New Yorker.