Un sereno retrato de una mujer con los ojos cerrados, bañada por una suave y cálida luz amarilla. La composición es apacible, minimalista y capta maravillosamente un momento de tranquila contemplación interior.
Un sereno retrato de una mujer con los ojos cerrados, bañada por una suave y cálida luz amarilla. La composición es apacible, minimalista y capta maravillosamente un momento de tranquila contemplación interior.
"En la tranquilidad de la vida cotidiana, encuentro las chispas que se convierten en cuadros, la quietud es mi musa."
Mi trabajo suele comenzar en silencio, observando el viento, las sombras o un día cualquiera. Traduzco estos momentos tranquilos en color y forma, ya sea con acuarela o con lápiz digital.