Una caprichosa escena de dos figuras parecidas a gatos siameses con vestidos de guinga, sentados a la mesa para comer. La composición es surrealista, juguetona y llena de imaginación y encanto de cuento.
Una caprichosa escena de dos figuras parecidas a gatos siameses con vestidos de guinga, sentados a la mesa para comer. La composición es surrealista, juguetona y llena de imaginación y encanto de cuento.
"Algunos días pinto con pinceles, otros con píxeles, pero cada obra empieza con curiosidad y termina con alma."
No creo en las limitaciones. Tradicional o digital, abstracto o surrealista, lo que importa es la historia que cuenta cada obra. Para mí, el arte es una conversación diaria con el mundo que me rodea, y nunca sé adónde me llevará.