Un paisaje minimalista y surrealista en el que dos manos acarician suavemente el sol poniente o naciente sobre ondulantes colinas. La suave paleta de colores y la serena composición evocan una sensación de conexión con la naturaleza y de suave poder.
Un paisaje minimalista y surrealista en el que dos manos acarician suavemente el sol poniente o naciente sobre ondulantes colinas. La suave paleta de colores y la serena composición evocan una sensación de conexión con la naturaleza y de suave poder.
"Cada rostro, cada paisaje, tiene una historia silenciosa que contar. Yo sólo proporciono el lienzo y el color para que se escuche."
Me considero más que un pintor: soy un narrador visual. Mi pasión es descubrir y traducir las historias ocultas del mundo que nos rodea. Ya sea la resistencia grabada en la fachada de un viejo edificio o la esperanza silenciosa en la mirada de una persona, cada cuadro es una invitación para que el espectador se adentre en una nueva historia y encuentre su propia conexión con ella.