Una idílica ilustración de una ciudad costera griega al atardecer, con icónicos edificios blancos y cúpulas azules que se aferran a un acantilado, todo ello bañado en un cálido resplandor dorado.
Una idílica ilustración de una ciudad costera griega al atardecer, con icónicos edificios blancos y cúpulas azules que se aferran a un acantilado, todo ello bañado en un cálido resplandor dorado.
No hay agenda en mi trabajo. Me fijo en los gestos, los patrones, las contradicciones y los documento en forma visual. A veces es abstracto, a veces figurativo. En cualquier caso, es una especie de estudio. Un testigo silencioso.