Con el café en la mano, el albornoz torcido, el pelo alborotado y los ojos entrecerrados, este linograbado humorístico declara que "el que madruga se fu¢". Las letras en negrita se sitúan junto a la heroína que bosteza, cuyas piernas peludas y zapatillas subrayan su rechazo a la perfección matutina. El alto contraste negro sobre crema hace que el mensaje resalte en cocinas, oficinas o estudios. Insulta suavemente a la cultura del ajetreo, celebrando los comienzos lentos, los rituales de cafeína y la honestidad feminista. Regálaselo a los noctámbulos, a los baristas o a cualquiera que crea que la productividad nunca debe estar por encima del bienestar personal.
Con el café en la mano, el albornoz torcido, el pelo alborotado y los ojos entrecerrados, este linograbado humorístico declara que "el que madruga se fu¢". Las letras en negrita se sitúan junto a la heroína que bosteza, cuyas piernas peludas y zapatillas subrayan su rechazo a la perfección matutina. El alto contraste negro sobre crema hace que el mensaje resalte en cocinas, oficinas o estudios. Insulta suavemente a la cultura del ajetreo, celebrando los comienzos lentos, los rituales de cafeína y la honestidad feminista. Regálaselo a los noctámbulos, a los baristas o a cualquiera que crea que la productividad nunca debe estar por encima del bienestar personal.