Un retrato surrealista de una mujer de piel morada, que representa a una diosa de la naturaleza, rodeada de flores y plantas bajo una luna creciente. La pieza es mística, poderosa y una hermosa celebración de la energía femenina y la naturaleza.
Un retrato surrealista de una mujer de piel morada, que representa a una diosa de la naturaleza, rodeada de flores y plantas bajo una luna creciente. La pieza es mística, poderosa y una hermosa celebración de la energía femenina y la naturaleza.
"Mi estilo cambia como el tiempo, a veces brillante, a veces tormentoso, pero siempre fiel al lugar donde me encuentro."
Sigo mi curiosidad dondequiera que me lleve, desde bocetos a tinta hasta atrevidos abstractos digitales. Creo que el arte debe evolucionar, como nosotros. En constante cambio, pero profundamente personal.