Una escena minimalista pero cautivadora que muestra la interacción entre lo natural y lo artificial. La pared blanca de un edificio contrasta con el azul intenso del cielo y el verde exuberante de un árbol inclinado, cuyas ramas y sombras añaden textura y profundidad. Los tonos terrosos del primer plano rocoso completan esta equilibrada composición de colores y formas.
Una escena minimalista pero cautivadora que muestra la interacción entre lo natural y lo artificial. La pared blanca de un edificio contrasta con el azul intenso del cielo y el verde exuberante de un árbol inclinado, cuyas ramas y sombras añaden textura y profundidad. Los tonos terrosos del primer plano rocoso completan esta equilibrada composición de colores y formas.