En este lienzo de luz, el amanecer se despliega en una sinfonía de colores pastel. El amarillo pálido, como los primeros rayos del sol, se funde delicadamente en matices de rosa, lavanda y azul, evocando la suavidad de una mañana serena. Cada transición es una caricia, una invitación al ensueño, donde el tiempo parece suspendido. La sutil iridiscencia de estos colores nos recuerda la fragilidad y la belleza efímera del momento presente. Como los reflejos cambiantes de una concha marina, esta imagen captura la esencia misma de la poesía visual, donde cada matiz es un verso, cada gradación un poema.
En este lienzo de luz, el amanecer se despliega en una sinfonía de colores pastel. El amarillo pálido, como los primeros rayos del sol, se funde delicadamente en matices de rosa, lavanda y azul, evocando la suavidad de una mañana serena. Cada transición es una caricia, una invitación al ensueño, donde el tiempo parece suspendido. La sutil iridiscencia de estos colores nos recuerda la fragilidad y la belleza efímera del momento presente. Como los reflejos cambiantes de una concha marina, esta imagen captura la esencia misma de la poesía visual, donde cada matiz es un verso, cada gradación un poema.