Se sumergió en el silencio de la tarde: las rayas suaves contra su piel, el vapor del té de jazmín, el silencio espeso como el terciopelo. Nada se movía, excepto el lento florecer de sus propios pensamientos.
Se sumergió en el silencio de la tarde: las rayas suaves contra su piel, el vapor del té de jazmín, el silencio espeso como el terciopelo. Nada se movía, excepto el lento florecer de sus propios pensamientos.