Este vibrante cuadro abstracto capta la esencia de un paisaje sereno. Una gran luna blanca domina el cielo, proyectando un suave resplandor sobre la escena. Las siluetas de los árboles se alzan sobre un fondo de colores arremolinados, creando una sensación de misterio y tranquilidad. El serpenteante río, reflejado en la luz de la luna, añade un toque de dinamismo a la composición, por lo demás apacible.
Este vibrante cuadro abstracto capta la esencia de un paisaje sereno. Una gran luna blanca domina el cielo, proyectando un suave resplandor sobre la escena. Las siluetas de los árboles se alzan sobre un fondo de colores arremolinados, creando una sensación de misterio y tranquilidad. El serpenteante río, reflejado en la luz de la luna, añade un toque de dinamismo a la composición, por lo demás apacible.
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