Descansa en el silencio de una floración tranquila, con los ojos cerrados, envuelta en rayas doradas como rayos de luz matutina. La planta que tiene entre sus brazos no sólo es verde, sino que está llena de afecto, reflejo de la paz que ella lleva dentro. A su alrededor, las hojas se inclinan, como atraídas por su calor. En este momento de quietud, no habla: irradia.
Descansa en el silencio de una floración tranquila, con los ojos cerrados, envuelta en rayas doradas como rayos de luz matutina. La planta que tiene entre sus brazos no sólo es verde, sino que está llena de afecto, reflejo de la paz que ella lleva dentro. A su alrededor, las hojas se inclinan, como atraídas por su calor. En este momento de quietud, no habla: irradia.