Se sienta donde el mar zumba suavemente y el cielo se sonroja de calidez, con un cuenco de fresas acariciadas por el sol a su lado. A su alrededor, plantas cargadas de fruta se inclinan como viejas amigas, enmarcando un momento de dulce quietud. Las olas se mueven lentamente y el tiempo sabe a verano.
Se sienta donde el mar zumba suavemente y el cielo se sonroja de calidez, con un cuenco de fresas acariciadas por el sol a su lado. A su alrededor, plantas cargadas de fruta se inclinan como viejas amigas, enmarcando un momento de dulce quietud. Las olas se mueven lentamente y el tiempo sabe a verano.