Una mujer en una postura relajada descansa en una silla junto a una gran ventana, disfrutando del cálido resplandor del sol poniente. La escena es de pacífica soledad y satisfacción, bañada por la hermosa luz de la hora dorada.
Una mujer en una postura relajada descansa en una silla junto a una gran ventana, disfrutando del cálido resplandor del sol poniente. La escena es de pacífica soledad y satisfacción, bañada por la hermosa luz de la hora dorada.
"Mi arte crece como un jardín salvaje, impredecible, pero siempre en busca de la luz."
Veo cada pieza como algo orgánico. Empieza siendo pequeña, frágil, incierta. Luego crece, a veces con belleza, a veces con torpeza. Acepto la imperfección, porque el propio crecimiento es la verdadera obra maestra.