"Mark Renton yace en decúbito supino sobre una alfombra desgastada, con expresión apática e indiferente, rodeado de los detritus de su adicción. La escena es un retrato descarnado e inquebrantable del encanto y la desesperación del consumo de drogas",
"Mark Renton yace en decúbito supino sobre una alfombra desgastada, con expresión apática e indiferente, rodeado de los detritus de su adicción. La escena es un retrato descarnado e inquebrantable del encanto y la desesperación del consumo de drogas",